Diciendo cosas...

Se encontraba una señora muy enojada con su hijo, porque al niño le gustaba mucho comer cosas dulces, le encantaba todo lo que contenía azúcar. Un día le gano la impaciencia y fue a llevarlo con la persona más sabia del pueblo y le dijo:


- Disculpe maestro, aquí le traigo a mi niño para que me lo reprenda, pues no me hace mucho caso cuando le digo que no debe comer demasiadas cosas endulzadas, pues le pueden provocar un gran daño.

El maestro se quedo pensando en lo que le comento la señora y después de un momento le dice:

- Ahora no le puedo responder, tráigalo dentro de un par de semanas y le diré mi consejo.

Pasaron las dos semanas y se aparecen de nueva cuenta la señora y el niño a donde se encontraba el maestro.

- Buen día maestro, soy la señora que hace dos semanas le pedí un consejo para mi niño, pues a el le gusta comer mucho los dulces y los come en exceso. Dígame algún consejo para que el niño sepa el daño que causa comer muchos dulces.

- Mira niño, no te digo que dejes de comer dulces, solo te digo que no los puedes comer en exceso, pues te pueden causar problemas severos en la salud. Le pidió esto y muchas otras cosas al niño, todo esto para el beneficio de la salud del niño.

La señora solo le quedo una pequeña duda, quería saber porque se tuvieron que esperar un par de semanas para escuchar sus consejos. Y le pregunto al maestro y este le respondió:

- La razón principal por la cual les pedí que me esperaran un par de semanas para responderle, fue porque en esos dias yo mismo comía muchas cosas endulzadas, no puedo negar que me gusten los dulces y darle un consejo en ese momento carecería de VALOR MORAL, no tendría sentido darle una respuesta si ni yo mismo la llevo a cabo.
Es por eso que a partir de esa fecha me empecé a privar de algunas cosas endulzadas y empecé también a notar algunos beneficios en mi, y creo ahora, si poderle aconsejar con mayor veracidad.


Esta historia me agrada mucho, me pone a pensar que muchas veces opinamos de algunas cosas o damos algunos consejos sin sentido, pues en realidad desconocemos el caso desde sus raíces ò hacemos lo contrario, careciendo, como en el cuento, de valor moral para poder opinar. Solo espero que cuando emita alguna opinión, sepa todo el sentido de las partes involucradas ò como dicen: "Habla cuando tus palabras sean mas dulces que el silencio, sino de que sirve hablar"

2 pensamiento(s) compartido(s):

Anónimo dijo...

Enrique... a esa historia la vivo a diario... teniendo a estas dos anclitas a la vida, tienes que ser ejemplo en primer lugar antes de abrir la boca... Un beso enorme!

Alma dijo...

Preciosa moraleja, todos deberíamos tomarla como ejemplo. Un beso grande